El estrabismo (estar bizco) es causado por un desequilibrio muscular, es la pérdida del paralelismo de los ojos. Los dos ojos no miran al mismo sitio, uno de ellos dirige la mirada al objeto que fija, mientras que el otro se desvía en otra dirección.
Aunque es una condición frecuente que afecta a un 4% de la población infantil, puede aparecer posteriormente durante la vida. La desviación puede ser permanente y siempre apreciable, o puede ir y venir, pareciendo normal unas veces y anormal otras. También puede ser grande y entonces constituye un defecto estético llamativo, pero puede haber casos donde la desviación es muy pequeña y no se aprecia.
Aparte del importante problema estético que representa, repercute cuando se trata de niños menores de 5 años, en el desarrollo de la visión del ojo desviado, lo que se denomina Ambliopía, más conocida por ojo vago.
A menudo los padres pueden que no detecten el estrabismo sin la ayuda del oftalmólogo, puesto que en muchas ocasiones es difícil diferenciar entre dos ojos que parecen estar desalineados y un estrabismo verdadero.
Normalmente los niños pequeños presentan la base de la nariz ancha, dejando un pliegue cutáneo superficial simulando que el ojo tienda a esconderse bajo él y dándonos la apariencia de un estrabismo. Sólo el oftalmólogo está capacitado para diferenciar y distinguir esta situación fisiológica de un estrabismo real.
Es común que el recién nacido cruce los ojos. En pocas semanas el bebé aprende a enfocar bien y a mover sus ojos juntos. Si continúa cruzando los ojos a partir del cuarto mes, hay que consultar al oftalmólogo.
El tratamiento del estrabismo es más eficaz durante la infancia. Los objetivos del tratamiento son los de mantener la agudeza visual, alinear los ojos y reestablecer la visión binocular.
La toxina botulínica es un medicamento que se puede aplicar al músculo con anestesia local para lograr el alineamiento progresivo de los ojos. Son muchos los beneficios y escasas las complicaciones. Su oftalmólogo le indicará el proceso a seguir.
Desviación de un ojo, pérdida del paralelismo de los ojos. Disminución de la agudeza visual de un ojo respecto al otro (ojo vago o ambliopía). Posiciones anormales de la cabeza, desviaciones, inclinación, tortícolis. Diplopía, o visión doble, cuando el estrabismo se inicia en edad adulta. Mal cálculo de las distancias y relieves, pérdida de visión binocular.
Ante cualquier duda, o apreciación de cualquiera de estas sintomatologías, este defecto ocular debe ser evaluado inmediatamente por un oftalmólogo. La precocidad en el tratamiento puede resolver muchas consecuencias.
Hay que tener en cuenta que en todo proceso quirúrgico pueden surgir complicaciones, aunque siendo una cirugía extraocular, las complicaciones son muy escasas. Siempre deberá ser informado por su oftalmólogo de los riesgos particularizados para cada caso.
El estrabismo puede aparecer al nacer pero también a cualquier edad y por diferentes causas. Un niño con estrabismo, sea llamativo o no, debe ser diagnosticado y tratado precozmente, para poder valorar las causas que lo producen, evitar o tratar la ambliopía (ojo vago), y descartar patología ocular asociada, como cataratas, lesiones retinianas inflamatorias o tumorales, así como enfermedades del sistema nervioso central. En un estrabismo la vigilancia y control debe extenderse hasta la adolescencia, aunque la situación estética sea normal. El niño debe participar de manera activa en el tratamiento, siendo riguroso en el cumplimiento, sobre todo en la primera época de las oclusiones oculares.
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