La fotofobia no es una enfermedad en sí misma, sino que se puede tratar de un indicador de otro tipo de enfermedades, como las migrañas mencionadas anteriormente. Algunos tipos de enfermedades neurológicas o oculares presentan la molestia a la luz como síntoma.
Por ello, es fundamental comprender las causas subyacentes de la fotofobia para encontrar un tratamiento acorde y poder prevenir futuras complicaciones.
A continuación, exploramos en mayor profundidad qué es la fotofobia, sus causas y síntomas, así como los tratamientos disponibles para aliviar este problema y mejorar tu calidad de vida.
¿Qué es la fotofobia o sensibilidad a la luz?
La fotofobia produce molestias ante la exposición a la luz, esto se debe a la alta sensibilidad a la misma que tienen las personas que la padecen. Cuando una persona con sensibilidad a la luz se ve expuesto a entornos muy luminosos presenta incomodidad y molestia en los ojos, independientemente de que se trate de luz artificial o natural. Además, al presentarse en diferentes niveles de intensidad, esta puede aparecer incluso en ambientes tenues.
También puede aparecer junto otros síntomas como lagrimeo excesivo, dolores de cabeza o enrojecimiento ocular.
¿Por qué puede molestar en exceso la luz en los ojos?
Aunque no se trate de una enfermedad como tal, no debemos pasarla por alto ya que puede ser indicio de alguna enfermedad neurológica u ocular. La fotofobia puede estar relacionada con traumatismos, características individuales del ojo, patologías oculares, problemas neurológicos o el consumo de determinadas drogas o medicamentos.
Traumatismos
En primer lugar, una de las causas más comunes para la molestia ante el exceso de luz, viene dada por un traumatismo ocular. Tras recibir un impacto en el ojo las estructuras internas del mismo pueden dañarse, dando lugar a una mayor sensibilidad a la luz.
Cuando una persona se somete a cirugía ocular es probable que sufra esta sensibilización a la luz durante el proceso de recuperación, una vez pasado este momento se vuelve a la normalidad.
Es importante cuidar la visión y seguir las recomendaciones del oftalmólogo durante el periodo postoperatorio para que estos síntomas se revierten de forma natural con el paso del tiempo y la recuperación.
Por características propias del ojo
Las características propias de cada ojo también interfieren en la probabilidad de padecer fotofobia. Por ejemplo, las personas con ojos claros, tienden a tener menos pigmento en el iris, lo que permite una mayor entrada de luz al ojo. Estas personas suelen tener una tolerancia menor a la luz que aquellas con ojos oscuros.
Otro ejemplo sería la tendencia a la sequedad ocular, cuando el ojo está seco es más probable que desarrolle una mayor sensibilidad a la luz por la falta de lágrimas.
Patologías oculares
Entre las patologías oculares que pueden causar fotofobia se destacan las siguientes:
- Conjuntivitis: La inflamación propia de la conjuntivitis aumenta la sensibilidad a la luz. La conjuntivitis aparece por la hinchazón de la conjuntiva, la membrana que cubre la parte blanca del ojo. Es más propenso que esto ocurra cuando la conjuntivitis está provocada por una infección viral o bacteriana.
- Queratitis: Al igual que ocurre con la conjuntivitis se trata de una inflamación, en este caso en la córnea, el tejido transparente que recubre la pupila y el iris. Esta puede causarse por un uso inadecuado de las lentes de contacto, exposición a radiación UV o por infecciones oculares.
- Uveítis: En este caso se trata de la inflamación de la úvea, la capa media del ojo. En este caso se trata de una afección más grave que tiende a tener relación con enfermedades autoinmunes.
- Glaucoma: Cuando la presión ocular aumenta repentinamente puede dar lugar a casos de fotofobia.
Problemas neurológicos
Además de ser una consecuencia de enfermedades oculares como las mencionadas anteriormente, la fotofobia también puede ser un síntoma de problemas neurológicos. El ejemplo más claro son las migrañas, que tienden a venir acompañadas de una alta sensibilidad a la luz.
Quienes sufren de migrañas pueden encontrar que la luz aumenta sus dolores de cabeza, es por ello que tienden a estar en espacios oscuros.
Las lesiones cerebrales traumáticas y otras afecciones neurológicas como la meningitis o la esclerosis múltiple también tiene la fotofobia como síntoma. Es fundamental acudir a un especialista en el caso de comenzar a sufrir esta sensibilidad fuera de lo normal a la luz, ya que puede ser el aviso de una enfermedad grave que requiere atención médica inmediata.
Por consumo de fármacos y drogas
Existen ciertas sustancias como el LSD que puede aumentar la sensibilidad a la luz mientras se padecen los efectos de la misma. Generalmente la fotofobia producida por diferentes drogas y sustancias acaba desapareciendo junto con los efectos de las mismas.
Por otra parte, algunos medicamentos producen fotofobia como efecto adverso. Algunos son tan comunes como el ibuprofeno o el diclofenaco, así como medicamentos para la presión arterial alta o aquellos que dilatan las pupilas, como los utilizados durante exámenes oftalmológicos.
Al igual que ocurre con el caso de algunas drogas, el efecto suele finalizar al pasar los efectos del medicamento. Sin embargo, si experimentas fotofobia mientras tomas un medicamento, es importante hablar con tu médico para explorar alternativas o ajustes en la dosis.
Síntomas de la fotofobia
Al igual que la intensidad con la que aparece, el resto de síntomas de la fotofobia suele variar de una persona a otra, pero comúnmente incluyen:
- Molestia o dolor ocular al exponerse a la luz. Independientemente de que esta sea natural o artificial.
- Cierre involuntario de los ojos o dificultad para mantenerlos abiertos en ambientes iluminados. Cuando una persona tiene una alta sensibilidad a la luz tiende a cerrar los ojos para protegerlos.
- Dolores de cabeza que empeoran con la exposición a la luz.
- Lagrimeo excesivo o incorrecto, acompañado generalmente por enrojecimiento ocular.
- Sensación de quemazón o picazón ante la exposición a la luz.
Aunque estos síntomas suelen ser leves en algunas ocasiones pueden dificultar las tareas de la vida cotidiana. Por ejemplo, trabajar frente a un ordenador o conducir de día pueden convertirse en tareas imposibles.
¿Existe un tratamiento para mitigar la sensibilidad ocular a la luz?
Para poder tratar correctamente la sensibilidad a la luz debemos conocer cuál es la causa. Teniendo esto en claro, te contamos algunas posibles soluciones y tratamientos comunes para mitigar la sensibilidad a la luz:
- Usar gafas de sol: El uso de gafas de sol de calidad protege a los ojos de los rayos UV, de esta forma podemos reducir significativamente la incomodidad al estar al aire libre. Además, existen gafas polarizadas que ayudan a reducir el deslumbramiento.
- Hacer uso de gotas para los ojos: La sequedad es una de las causas de la fotofobia , por lo que el uso de lágrimas artificiales o gotas anti inflamatorias también pueden ayudar a aliviar los síntomas.
- Modificar el entorno: Acondicionar nuestro lugar de trabajo y descanso para tener zonas de oscuridad e iluminación leve puede significar una gran diferencia a la hora de realizar las tareas diarias.
- Recurrir a tratamiento médico: Cuando la fotofobia es consecuencia de una afección ocular o neurológica se debe aplacar la enfermedad desencadenante. Esto puede incluir el uso de medicamentos y tratamientos específicos para tratar la enfermedad.
La fotofobia o sensibilidad a la luz no se trata de una enfermedad, sin embargo, es un síntoma que puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen. Contar con un diagnóstico preciso sobre la causa que desencadena la fotofobia es esencial para poder aplicar el tratamiento adecuado y reducir la molestia que provoca.
Si sientes que la luz te incomoda en mayor medida que al resto, no dudes en buscar la ayuda de un profesional. En Clínica Ocular Marcos cuidamos de tu visión. Contamos con un equipo de profesionales cualificados, así como la última tecnología para detectar cualquier tipo de problema ocular.